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La cocina mexicana ha sido reconocida por su delicioso sabor, color, historia y tradición. Es patrimonio cultural de la humanidad junto a otras tres cocinas, por lo que es considerada una de las más destacadas en el mundo. Es tan importante nuestra cultura gastronómica, que está formada en las raíces del pueblo, es fruto de una larga historia social y acoge antiguas corrientes culinarias de las culturas americanas y de otras muchas partes de África, Asia y Europa. Lo sobresaliente no sólo es la culinaria y lo que ahí se elabora, sino la recopilación y selección del acopio de sus ingredientes. Además, la cultura gastronómica mexicana permea al ámbito de los servicios, la salud, la educación, el comercio y la empresa, entre muchos otros. Todo esto ha llamado la atención de sociólogos, políticos, antropólogos y científicos. Incluso existen programas que buscan la conservación de nuestras tradiciones a través de talleres de gastronomía para no perder costumbres ya que muchas de ellas a lo largo de los años se han ido perdiendo.

En la vida cotidiana, los espacios y tiempos que más energía individual y colectiva demandan son aquellos que estructuran y consolidan los ritmos, mandatos y costumbres familiares, sociales y culturales. Los expertos en historias cotidianas han destacado en numerosas ocasiones que la fascinación por el acto de comer y beber, así como el interés por adquirir y apreciar determinadas manifestaciones culturales, invita también a reflexionar y/o efectuar interpretaciones profundas sobre las formas de diferenciación social, basadas en las estructuras del parentesco, del consumo y del tiempo en la vida cotidiana.

De esta manera, podemos concluir que la vida cotidiana es un escenario inmenso y complejo, donde convergen tanto la cotidianidad más común y corriente, como los anhelos y sueños más profundos de toda una sociedad. Es en esos pequeños espacios y momentos, donde se gestan y se forjan verdaderos cambios y transformaciones sociales que marcan el rumbo de un país y su gente. Por tanto, es necesario prestar atención a cada detalle de nuestro entorno, ser conscientes de las influencias que nos rodean, y reflexionar sobre las formas en que nuestra vida diaria se ve influenciada por las estructuras sociales, culturales y políticas. Solo así podremos comprender verdaderamente el peso y la importancia de nuestras acciones y decisiones diarias, y buscar construir un futuro mejor para todos.

La creación de recetas, su preparación así como su consumo se ha transformado a lo largo del tiempo en verdaderos rituales que empezaron su desarrollo en los viejos recetarios donde se desglosaban y establecía el uso e importancia de diversos ingredientes en la dieta de las familias tanto urbanas como rurales, en diferentes períodos de tiempo. Con base a lo anterior, las recetas son sumamente importantes para el estudio de las variaciones y combinaciones propias o foráneas que surgen en el campo culinario, el cambio en los métodos de cocción o las modificaciones alimentarias que a su vez nos hablan del comercio, producción, dietas nacionales e individuales, igualmente los recetarios son un derivado de una compleja y amplia red de relaciones que comienza en el almácigo, la fiel representación gremial e institucional es el mercado.

 

En resumen, la vida cotidiana es mucho más que una sucesión de actos y rutinas repetitivas. Es un escenario donde se establecen conexiones profundas y significativas entre las personas, donde se gestan transformaciones sociales y culturales, y donde se crea el tejido social que sostiene a una sociedad. 



AUTOR: MARISOL HERRERA JIMÉNEZ

DOCENTE AMBROSÍA

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